Video:https://youtu.be/h4Y7a9qv8_k
Asumiendo su fe
Juan 7:40-53
Las personas reaccionan de manera diferente en relación a Jesús. En este capítulo, algunos afirman que él es el Profeta. Quizá recuerdes las palabras de Moisés repetidas por Pedro en Hechos 3 "El Señor tu Dios les levantará un profeta de entre tus hermanos como a mí; a él oiréis todas las cosas que os hable" Hch. 3.22.
Otros creen que él sea el Cristo, el Mesías prometido para liberar al pueblo de sus enemigos. Pero hay quienes no están de acuerdo, recordando que Cristo nacería en Belén de Judea, no en Galilea, y sería un descendiente del rey David. Ellos ignoran que Jesús realmente nació en Belén y que María, su madre, es del linaje de David.
Los oficiales, que deben arrestarlo, no se atreven a hacerlo. "Ningún hombre ha hablado nunca como este hombre habla" Jn 7:46, es la justificación que dan a los sacerdotes y fariseos que los enviaron.
Y tú, ¿cuál es tu posición en relación con Jesús? ¿Lo consideras un mero profeta o reconoces que él es el mismo Verbo de Dios encarnado? ¿Para ti es un liberador político, o lo tienes como aquel que murió para liberarte del pecado y la muerte? Espero que no seas uno de aquellos que les gusta verlo preso para dejar de incomodar su conciencia, o de los que quieran distanciarse de él, por miedo del que dirán o de los prejuicios que esa proximidad podría causar a tu reputación.
En otro pasaje Jesús advierte: "Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles" Mr. 8. 38. Creer en Jesús en tu corazón y confesar públicamente tu fe hará toda la diferencia para ti en la eternidad.
Aquí vemos a un hombre que tenía todo para avergonzarse de Jesús. Es Nicodemo, quién en el Capítulo 3 se encontró con él de noche, temeroso de ser visto en su compañía. Hombre rico e influyente, en su posición como miembro del Sanedrín o poder legislativo, tenía mucho que perder. Más que tú o yo, Aun así, ahora defiende a Jesús ante las otras autoridades, diciendo: "¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho?" Jn 7.51.
Sus colegas lo tratan con desdén. Pero lo encontrarás de nuevo al final, ayudando a quitar el cuerpo de Jesús de la cruz y preparándolo para la sepultura. Ni siquiera los apóstoles tuvieron el valor de hacer eso. Muchos de los que hablan de su fe con facilidad cuando todo va bien, simplemente desaparecen ante la más mínima señal de peligro, con miedo de perder lo que tienen. Y aquellos que parecen ser los menos probables, son los que más reflejan la luz de Jesús en la noche oscura de la adversidad.
Nuestro capítulo termina diciendo: "Y cada uno se fue a su casa". A excepción de Jesús, que en los próximos 3 minutos lo encontraremos pasar la noche al aire libre, en el Monte de los Olivos.
Las personas reaccionan de manera diferente en relación a Jesús. En este capítulo, algunos afirman que él es el Profeta. Quizá recuerdes las palabras de Moisés repetidas por Pedro en Hechos 3 "El Señor tu Dios les levantará un profeta de entre tus hermanos como a mí; a él oiréis todas las cosas que os hable" Hch. 3.22.
Otros creen que él sea el Cristo, el Mesías prometido para liberar al pueblo de sus enemigos. Pero hay quienes no están de acuerdo, recordando que Cristo nacería en Belén de Judea, no en Galilea, y sería un descendiente del rey David. Ellos ignoran que Jesús realmente nació en Belén y que María, su madre, es del linaje de David.
Los oficiales, que deben arrestarlo, no se atreven a hacerlo. "Ningún hombre ha hablado nunca como este hombre habla" Jn 7:46, es la justificación que dan a los sacerdotes y fariseos que los enviaron.
Y tú, ¿cuál es tu posición en relación con Jesús? ¿Lo consideras un mero profeta o reconoces que él es el mismo Verbo de Dios encarnado? ¿Para ti es un liberador político, o lo tienes como aquel que murió para liberarte del pecado y la muerte? Espero que no seas uno de aquellos que les gusta verlo preso para dejar de incomodar su conciencia, o de los que quieran distanciarse de él, por miedo del que dirán o de los prejuicios que esa proximidad podría causar a tu reputación.
En otro pasaje Jesús advierte: "Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles" Mr. 8. 38. Creer en Jesús en tu corazón y confesar públicamente tu fe hará toda la diferencia para ti en la eternidad.
Aquí vemos a un hombre que tenía todo para avergonzarse de Jesús. Es Nicodemo, quién en el Capítulo 3 se encontró con él de noche, temeroso de ser visto en su compañía. Hombre rico e influyente, en su posición como miembro del Sanedrín o poder legislativo, tenía mucho que perder. Más que tú o yo, Aun así, ahora defiende a Jesús ante las otras autoridades, diciendo: "¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho?" Jn 7.51.
Sus colegas lo tratan con desdén. Pero lo encontrarás de nuevo al final, ayudando a quitar el cuerpo de Jesús de la cruz y preparándolo para la sepultura. Ni siquiera los apóstoles tuvieron el valor de hacer eso. Muchos de los que hablan de su fe con facilidad cuando todo va bien, simplemente desaparecen ante la más mínima señal de peligro, con miedo de perder lo que tienen. Y aquellos que parecen ser los menos probables, son los que más reflejan la luz de Jesús en la noche oscura de la adversidad.
Nuestro capítulo termina diciendo: "Y cada uno se fue a su casa". A excepción de Jesús, que en los próximos 3 minutos lo encontraremos pasar la noche al aire libre, en el Monte de los Olivos.
