Encontramos a Jesús en el borde de un pozo, cansado y sediento. A pesar de ser Dios, en su condición humana experimentó los mismos sentimientos y necesidades que experimentamos, excepto la tentación, puesto que era sin pecado. Quien era capaz de multiplicar los panes y transformar el agua en vino, pero nunca usó sus poderes para sí mismo, se ve aquí cansado y sediento. Una mujer samaritana se acerca cargando un cántaro vacío, y él le pide agua. La mujer se sorprende, porque un judío nunca hablaría a una mujer samaritana. Lo que ella no sabe es que no está delante de un simple judío, sino del mismo Creador en forma humana. Para Jesús no existe discriminación. ¿Esa mujer tiene sed? Él también, así que ya sabe cómo se está sintiendo. Pero él sabe mucho más sobre ella, por eso le dice: "si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva" (Jn 4:10). Pensando que Jesús estaba hablando del agua natural, la mujer argumenta que el pozo es hondo y no hay manera para que él pueda sacar agua de allí. ¿De dónde conseguiría esa agua viva? Pero Jesús no está hablando sobre el agua del pozo y ni de cualquier agua obtenida por esfuerzo humano. Dice: «Cualquiera que beba de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás. Sino que el agua que yo le daré será una fuente de agua que salte para vida eterna " (Jn. 4:13-14). Lo que ves aquí es el contraste entre la autoayuda y la ayuda de lo alto. La mujer está preocupada con necesidades momentáneas; mas Jesús está hablando de la eternidad. Ella evalúa las dificultades, la profundidad del pozo, el esfuerzo y las técnicas necesarias para obtener agua. Jesús habla del don de Dios, que recibe pidiendo a la persona adecuada. La mujer piensa en soluciones puntuales y pasajeras. Jesús está hablando de algo definitivo. La idea de autoayuda, con sus gurús, libros y conferencias, puede ser muy atractiva, pero no es adecuada. Ella ofrece soluciones momentáneas a las necesidades pasajeras. No es capaz de ver la perspectiva eterna y definitiva que Dios ofrece en Jesús. No tiene solución para la muerte, sino que se queda diciendo que ud necesita ser feliz, ser próspero, ser una mejor persona, pensar positivamente, seguir su corazón... y volver al día siguiente para una nueva revelación del gurú, comprar otro libro o ver otra conferencia. Quien beba de esta agua de fuentes humanas, del esfuerzo propio sólo volverá a tener sed, más todo aquel que bebe del agua que Jesús ofrece, esto se convierte en una fuente que brota para vida eterna. Al saber de eso, en los próximos 3 minutos la mujer samaritana hace el pedido que Ud. ya debería haber hecho, si aún no lo hizo.
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Mario Persona es un orador y consultor de comunicación, marketing y desarrollo profesional www.mariopersona.com.br . No tiene formación ni título eclesiástico y no está vinculado a ninguna denominación religiosa, congregándose desde 1981 solo al Nombre del Señor Jesús. Este mensaje originalmente no contiene publicidad. Algunos sistemas para enviar correos electrónicos o RSS generalmente agregan mensajes publicitarios que pueden no expresar la opinión del autor.
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