Intolerancia religiosa
Video:https://www.youtube.com/watch?v=Qo99AEOkPTA
Lectura:Juan 4:27
Al final de este episodio de la mujer samaritana, los discípulos se sorprenden cuando encuentran a Jesús hablando con ella. Trajeron en sí mismos las semillas de la intolerancia, que es revelado en el capítulo 9 del Evangelio de Lucas al discutir entre sí cuál sería el mayor. El primer efecto secundario de la fe cristiana es para sentirse superior a otras personas. Esto hasta tendría sentido en las creencias que predican la salvación de los mejores en sus propios méritos y esfuerzos. Pero ¿qué decir del evangelio que anuncia la salvación, no a los mejores, sino a los peores pecadores? ¿Si ud es salvo por gracia mediante la fe y esto no de usted o de sus méritos, de qué se jactaría? La intolerancia le separa de aquellos que no piensan como ud. No hablo aquí de la separación de los pecados de estas personas o sus costumbres contrarias a la voluntad de Dios, sino de aislarse y convertirse en inaccesible para ellas. ¿ya se imaginó si Jesús se aislase de los pecadores y ni hablaría con ellos? ¿y qué sería de la mujer samaritana? Otra característica de la intolerancia religiosa es la opresión pasiva, que es el espíritu de crítica y burla. Cuando te sientes superior, te burlas de todos que no piensan como ud. Haríamos mejor si, en lugar de burlarnos, pasemos el mismo tiempo llevando el Evangelio a los incrédulos o instruir a los débiles en la fe. El problema es que, en ese espíritu de intolerancia, la existencia de incrédulos nos hace sentir superiores y no nos animamos a cambiar eso. El último nivel de intolerancia es la opresión, que puede ir desde la simple interferencia en la política para hacer la vida difícil para aquellos que no tienen la misma fe, hasta la persecución y muerte, como sucedió en los tiempos de la Inquisición y todavía ocurre en algunas partes del mundo. En el Evangelio de Lucas dice que los discípulos encuentran alguien que expulsaba demonios en nombre de Jesús y le prohibieron por no ser parte del grupo de discípulos. Jesús les reprende por eso. También dice que cuando llegó a una aldea de Samaritanos, y éstos no recibieron a Jesús, Santiago y Juan preguntaron al Señor si deberían hacer descender fuego del cielo y quemar el pueblo. Una vez más son reprendidos por Jesús, que dice: "vosotros no sabéis de que espíritu sois; porque el hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas" (Lc 9:55). Jesús no evita a la mujer samaritana, no se burla de su vida y no la amenaza con fuego y azufre. Esto lo hace con personas religiosas, como los fariseos. Él comienza la conversación por su interés de buscar el agua y también demuestra que conoce sus necesidades y tiene algo que ofrecer. Poco a poco ayuda a la mujer a reconocer sus pecados y a desear el agua viva que él ofrece. ¿qué agua viva es esa? Usted sabrá en los próximos 3 minutos.
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