Juan el Bautista, comienza diciendo a la gente que se arrepienta, que el Mesías había llegado, y una Comisión conformada por sacerdotes y levitas salieron de Jerusalén para saber quién era Juan. Cuando hay un clero, este se incomoda al descubrir que Dios está actuando sin su autorización. Juan dice no ser el Mesías, ni Elías resucitado o reencarnado, y ni el Profeta predicho por Moisés. Juan no quería atraer la atención a sí mismo. En aquel tiempo los esclavos tenían el deber de desatar las sandalias de su Señor cuando este llegaba y Juan dice no ser digno siquiera de desatar las sandalias de Jesús. Se consideraba menos que un esclavo. Es con Jesús que la gente debe tener cuidado. Juan es la voz que clama en el desierto. Su misión es exhortar a la gente a prepararse para recibir al Mesías. Aquellos que se arrepienten son bautizados por él como prueba de un arrepentimiento interior. Aquí no es un bautismo cristiano. Hoy todo aquel que cree en Jesús también es una voz. La voz es el medio que lleva la palabra. A diferencia de Juan, quien predicó arrepentimiento y anunciando que el Mesías vendría, el cristiano predica la gracia de Dios y anuncia que el Salvador ya vino. Juan mandaba a las personas a que se arrepientan y se limpien para recibir al Mesías. Hoy el evangelio te invita a creer en Jesús y dejarte limpiar por él. Juan predicó una condición. El Evangelio de la gracia, predica una solución. Antes el mensaje era “Si ya estás listo, ven a Jesús" y ahora es "Si eres un pecador, ven a Jesús". Al día siguiente Juan anuncia: "¡miren! ¡Es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo! " (Jn. 1:29). Para sorpresa de los judíos, que estaban esperando un Mesías y poderoso rey y conquistador, Juan terminó revelando que Jesús debía morir como un sacrificio. Los corderos sacrificados en Israel no eran una solución para el pecado, era una figura del verdadero Cordero. Entienda que el "pecado" es la raíz, el principio activo, y los "pecados" son los frutos, las consecuencias. Al morir en la Cruz, Jesús llevo sobre si los pecados — plural — de quienes creyeron en él en todas las épocas, antes y después de su venida. Los de antes creyeron que Dios proveería un cordero; los de hoy en día que Dios ya ha provisto.
En la Cruz Jesús también quitó el pecado — singular — del mundo, es decir, restauró los fundamentos de la misma creación. Su muerte fue primeramente para resolver la cuestión del pecado con respecto a Dios y segundo, para resolver el problema del hombre. A pesar de que nadie seria salvo, sin embargo, la obra de Cristo habría quitado el pecado del mundo. Ella es la base eterna para los cielos nuevos y tierra nueva en el futuro. Jesús ya quitó el pecado del mundo y limpió los pecados de los pecadores que creen en él como Salvador y sólo de éstas. ¿Eres uno de ellos?
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Mario Persona es un orador y consultor de comunicación, marketing y desarrollo profesional www.mariopersona.com.br . No tiene formación ni título eclesiástico y no está vinculado a ninguna denominación religiosa, congregándose desde 1981 solo al Nombre del Señor Jesús. Este mensaje originalmente no contiene publicidad. Algunos sistemas para enviar correos electrónicos o RSS generalmente agregan mensajes publicitarios que pueden no expresar la opinión del autor.
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