En el capítulo 4 del Evangelio de Juan hay tres lecciones, todo lo relacionado con el Evangelio: "como predicar", "que predicar" y "para qué predicar". la primera muestra el espíritu o disposición en que el cristiano debe llevar la buena noticia. La última enseña el objetivo de la salvación de un alma. Entre el uno y el otro tenemos el evangelio propiamente dicho, que implica el reconocimiento del pecado y de un encuentro personal con el Salvador. La clave para el "cómo predicar" es la palabra "necesario" o "importa", del verso 4. Ahí dice que era "necesario" que Jesús pase por Samaria. La otra ocurrencia de la palabra "necesario" está en el verso 24 y es también la clave del "para qué predicar". Dice que es "necesario" que aquellos que adoran a Dios le adoren "en espíritu y en verdad". ¿Por qué fue necesario para Jesús pasar por Samaria? No era por ser la ruta más corta entre Judea — que era el centro del judaísmo y Galilea, habitada por Gentiles. Los historiadores dicen que los judíos preferían un recorrido más largo para evitar cruzar por Samaria. Ellos odiaban a los Samaritanos e incluso ni hablaban con ellos, porque ellos practicaban una versión pirateada del judaísmo, corrompiendo la religión de los judíos. Pero era "necesario" que Jesús pase por Samaria debido a la mujer samaritana en el presente capítulo. Ella necesitaba conocerlo, pues salvar a los pecadores era una prioridad en la agenda del Salvador. Es en este espíritu o disposición que el cristiano debe predicar. Es "necesario" ir al encuentro del pecador perdido, incluso si necesita dejar de lado sus prejuicios y la intolerancia. La intolerancia es uno de los efectos secundarios de quien profesa alguna fe, y en el caso del cristianismo tenemos 2000 años de historia y derramamiento de sangre como prueba de ello. No estoy hablando aquí de odiar al pecado, o a las ideas y prácticas contrarias a la voluntad de Dios. Esto debe caracterizar al cristiano, que es acorde con la santidad de Dios. Pero hablo de la intolerancia y el odio a la persona o pecador, el ser humano. Dios aborrece el pecado, pero ama al pecador. ¿Si no amaría, para que enviaría a su hijo a morir por los injustos? En Romanos dice que alguien puede incluso dar su vida por una persona buena, pero Dios muestra su amor en el hecho que Cristo murió por nosotros mientras estábamos en condición de pecadores. Piensa en el peor bandido y pregúntate a ti mismo si tendrías el valor de dar tu vida por él, o dar tu hijo para morir por él. Es necesario entrar en este sentimiento para comprender hasta donde llegó el amor de Dios por usted. Si no tienes esta comprensión, usted corre el riesgo de tener su vida dirigida, no por la fe, sino por la intolerancia religiosa. Es lo que veremos en los próximos 3 minutos.
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Mario Persona es un orador y consultor de comunicación, marketing y desarrollo profesional www.mariopersona.com.br . No tiene formación ni título eclesiástico y no está vinculado a ninguna denominación religiosa, congregándose desde 1981 solo al Nombre del Señor Jesús. Este mensaje originalmente no contiene publicidad. Algunos sistemas para enviar correos electrónicos o RSS generalmente agregan mensajes publicitarios que pueden no expresar la opinión del autor.
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